En una mañana cálida del miércoles 19 de agosto y bajo un fulgurante sol, Abel Ramírez, productor de la comunidad La Noria, del municipio de Jiquilisco, en el departamento de Usulután, narra el esfuerzo que hace por mantener sano su cultivo de limón y de plátano.  

La principal fuente de alimentación para Ramírez siempre ha sido el maíz, al igual que para gran parte de la población salvadoreña; sin embargo, para él, la diversificación del cultivo le ha permitido tener una visión ambiental diferente. Hace ocho meses, inició un proyecto de siembra de limoneros, los cuales ya van dando frutos sin ayuda de ningún químico, todo ha sido a través de métodos orgánicos. 

Xiomara Beatriz Rivera, es una mujer productora de la comunidad San Ilario, cantón Tierra Blanca, municipio de Jiquilisco en el departamento de Usulután, quien lleva varios años dedicándose a la agricultura y la ganadería.

Tras las noticias que circulaban sobre la entrada de langosta centroamericana a El Salvador denominada: “Schistocerca piceifrons piceifrons” en el mes de julio; un día, Xiomara decidió observar su milpa y notó que las hojas de algunas matas tenían hoyuelos, y fue en ese momento que supo que la plaga ya estaba en su labranza.

Ante esa situación, tuvo que ingeniárselas para evitar que la peste absorbiera su cosecha. 

Ajo, cebolla roja y chile piquín rojo, son los productos que utilizó Xiomara para auxiliar su milpa ante el azote de la langosta voladora que había llegado país. “Licué esos productos y los metí en una botella plástica, le echaba una sardinada por bombada y a la langosta no le gustó mucho por lo picante. Pero ese riego me funcionó”, aseguró Xiomara.  

Económicamente le salió accesible adquirir esos productos, solo gastó $1.00 de cebollas y $1.00 de ajo. Según Xiomara, la langosta afecta directamente la hoja de la planta del maíz, ya que la carcome en cuestión de segundos. “Si no llegó a tiempo, en toda la noche me acaba la mitad de la milpa, ya que ellas comen rápido”, señaló. 

Entre tanto, la devastadora langosta ya estaba por afectar toda su siembra, pero Xiomara sabía que era el momento oportuno de poner en práctica sistemas orgánicos para contrarrestar ese tipo de plagas.

A diferencia de la plaga del minador, los hoyuelos que deja la langosta son más grandes y deteriora rápidamente todo el cuerpo de la misma. 

A pesar que los productores de ambas comunidades no obtienen ganancias, su satisfacción es grande, ya que están conscientes que no están contaminando el medio ambiente.

Stephany Rodríguez, especialista en comunicaciones de Catholic Relief Services (CRS), externó que, “al tener buenas prácticas de cuido en los cultivos se contribuye a cambios significativos en medio de la crisis climática”. 

“Uso de agroquímicos”, es un método que tanto Ramírez y Xiomara dejaron de realizar; actualmente, recurren a métodos orgánicos para evitar contaminar el medio ambiente.

Esfuerzos mancomunados 

El Fondo de Inversión Ambiental de El Salvador (FIAES) y Catholic Relief Services (CRS) son organizaciones que están capacitando a productores a nivel nacional con el objetivo de concientizarlos para que eviten métodos químicos e implementen métodos orgánicos. 

Dichas organizaciones se empeñan en apoyar a productores a través de restauración con sistemas de producción agroforestales y silvopastoriles. “Capacitamos a los productores para que les den un tratamiento orgánico a sus cultivos y puedan protegerlos”, expresó Nelson Rodríguez, técnico en comunicaciones de FIAES.